La popular frase “No hay peor ciego que el que no quiere ver” sirve para recordarnos que es imposible convencer a alguien de aquello que no quieren ver o aceptar.
Este refrán se usa como advertencia y se aplica a aquellas personas que prefieren cerrar los ojos (o quedarse ciego) ante una realidad o hechos simplemente porque esta realidad no es de su agrado. Si una persona no quiere ver las cosas que tiene delante, ni toda la evidencia ni los argumentos más racionales los convencerán.
Variantes:
No hay peor sordo que el que no quiere oír.
No hay peor desentendido que el que no quiere entender.
Su equivalente más cercano en inglés es: “None so blind as those who will not see”.