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Published on: Culture

El Paseo del Chagra

This year, “El Paseo del Chagra” was declared Cultural Patrimony. It has been celebrated as it is now, for 35 years. The tradition is a testimony of the syncretism and colonization of the Ecuadorian Andes.

The Photography Collective Fluxus Foto hold a photographic workshop and this photo essay and article is its final the result. It tells the story of a rich but complex identity and tradition.

Paseo del Chagra, una fiesta de contrastes

Llegan desde los páramos al ritmo de la música, cantando y danzando. Las familias que horas antes preparaban a sus caballos, cortándoles el pelo, colocándoles las herraduras y trenzándoles las colas, cabalgan por las calles de Machachi y las llenan de elementos coloridos.

Por primera vez, después de 35 años de tradición, este 21 de julio de 2018 el Paseo del Chagra de Machachi se vive como Patrimonio Cultural del país. Las calles, la gallera, la plaza de toros -armada por los chagras a mano-, la feria de juegos mecánicos y el parque central son los escenarios de las actividades que se realizan antes, durante y después de la fiesta popular que terminará, según las cifras oficiales, con un saldo de dos heridos graves y cuatro golpeados en los toros populares, dos atropellados y seis heridos por caídas de caballo.

Pero antes de llegar a eso, la fiesta progresa con los cerca de 4 mil participantes del desfile y con las cámaras fotográficas que los enfocan, entre ellas, las nuestras que disparan con el objetivo de hallar Relatos del chagra en Territorio . Ese personaje que se caracteriza por su misticismo, que trabaja la tierra, cuida a los animales, usa sombrero…

Niños y adultos posan cada vez que notan que los lentes están en su dirección y en muchos de ellos, los simbolismo como el poncho, el zamarro (pantalón de pieles) han sido desplazados por las camisas de tela y los blue jeans. El recorrido del desfile se extiende por 2,5 kilómetros en los que se celebran los 135 años de cantonización y las fiestas del patrono Santiago Apóstol.

La fiesta continúa en la plaza de toros en la que unos 40 muchachos juegan con la sue-alunamarte frente a los 11 toros bien nutridos que salen de a uno y a veces de a dos, después de haber estado encerrados en un camión casi sin poder moverse, amarrados del cuello y recibiendo la espuma de cerveza y los escupitajos de los curiosos. Los gritos son el único sonido ambiental del escenario taurino cuando el toro golpea a un chico y este convulsiona frente a todos.