Parece ser que la expresión ‘¡olé!’, especialmente popular en las plazas de toros, tiene un origen religioso, ya que, etimológicamente, proviene de la misma raíz de la que surge la palabra Alá.
Los primeros cantaores flamencos la adoptaron en su música como señal de lamento hacia Dios, uno de los temas más recurrentes en dicho género.
Poco a poco, la expresión fue incorporándose al uso popular, y pronto fue adoptada por los espectadores de las corridas de toros como gesto de admiración ante el virtuosismo de los toreros.