Sus estudios primarios y secundarios los realizó en la ciudad de Riobamba, sin descubrir su vocación por las artes plásticas, más tarde realizó diferentes actividades hasta que, por 1971 -cuando había cumplido los 35 años de edad y se había radicado en Quito- se encendió dentro de él la llama artística e ingresó a la Escuela de Artes de la Universidad Central; pero su espíritu libre no aceptó las obligaciones académicas y, repudiando las enseñanzas tradicionales a las que consideró retrógradas y obsoletas, pronto se retiró sin lograr ningún título, para dedicarse por su cuenta a buscar nuevas formas y colores que colmaran sus conceptos pictóricos.
Cinco años más tarde su nombre ya se pronunciaba en las principales salas de arte y su fama crecía al amparo de la policromía de sus maravillosos colores. Brotaron entonces, de su imaginación y fantasía sin límites, obras de inigualable colorido que vendrían a revolucionar los conceptos del arte ecuatoriano. Para 1980 ya había alcanzado la consagración definitiva, y su obra se exhibía en las principales galerías, no solo del Ecuador, sino de América y Europa.
Endara Crow continuó realizando su sus maravillosa obra pictórica, que fue interrumpida por una gravísima enfermedad que en poco tiempo acabó con su vida, en Quito, el 14 de abril de 1996.