“No hay mal que dure cien años” es una frase muy apropiada para estos tiempos inciertos.
Esta frase se usa para intentar confortar a alguien que está atravesando una situación difícil o dolorosa recordándole que el “mal” eventualmente pasará.
Una variante muy popular de esta frase es “No hay mal que dure cien años ni cuerpo que lo resista/aguante” la cual expresa que una persona puede soportar una mala situación por un cierto tiempo, pero finalmente o intentará cambiar esta situación o su cuerpo/espíritu se verán derrotados por el “mal”.
En inglés las frases “nothing lasts forever” y “this too shall pass” expresan una idea similar.