Es un perro que lleva muchos nombres como “perro peruano sin pelo”, “viringo”, “calato”, “chimú”, y algunos otros y además es reconocido como Patrimonio Nacional de Perú.
El perro peruano sin pelo es calificado como una raza primitiva y pura, que, según algunos especialistas, no ha tenido cambios en su morfología desde hace miles de años. Esto se puede comprobar en varios vestigios muy antiguos como figuras en cerámica de las culturas preincas entre los años 300 a. C. y hasta el año 1460. Inclusive, ha habido hallazgos arqueológicos del perro peruano, como uno en el año 1987, cuando se descubrió el esqueleto de este perro en la tumba del Señor Sipán, un antiguo gobernante del siglo III d.C. en el Antiguo Perú.
Se dice que el perro peruano sin pelo cumplió importantes roles en la cultura inca, incluso, con fines medicinales y para fines chamánicos y mágico religiosos. Sin embargo, tras la llegada de los españoles a Perú, el viringo fue rechazado y cazado debido a que era idolatrado por los indígenas y debido a la carencia de pelo y las heridas en su piel que eran causadas por el clima y el roce con algunas superficies.
Gracias a los esfuerzos de asociaciones protectoras de animales, el perro peruano sin pelo fue insertado de nuevo en la cultura oficial de Perú y en 2001 fue catalogado como Patrimonio Nacional y una especie a preservar.