Se conoce como “mate” a una infusión muy popular en América del Sur, especialmente en Argentina y Uruguay.
La infusión se sirve en un recipiente pequeño hecho con rústicos frutos vacíos, madera ahuecada o fina plata labrada (también llamado “mate“). Primero, se le coloca la yerba (herb) hasta los dos tercios y un tubito fino y alargado (la bombilla, “straw” en inglés) por donde se chupa el líquido. El agua se calienta hasta antes del hervor (boiling point) y se echa suavemente junto a la bombilla. La yerba sube con algo de espuma. Entonces se bebe de a pequeños sorbos mientras se piensa, se lee, se trabaja o se conversa, si es que la ceremonia es compartida. Cuando se bebe en grupo, la sesión se conoce como una “rueda” (wheel) ¡y todos toman con la misma bombilla!
Se cree que la expresión mate tiene su origen en el vocablo quechua “mati” que quiere decir ‘calabacilla’ (small squash / pumpkin). El mate era el alimento básico de los indios guaraníes y era conocida por éstos como “caiguá”. Los conquistadores españoles usaron esta palabra para referirse a esta hierba.
Una hermosa leyenda de la región del Río de la Plata dice que los dioses crearon la hierba mate para agradecer y perpetuar la solidaridad que recibieron de la gente cuando bajaron a la tierra. Quizá esta leyenda sea en parte cierta porque aún hoy en día pobres y ricos comparten en ceremonias más o menos íntimas el sabor verde del mate. Esta ceremonia de compartir la infusión está tan profundamente arraigada en esta región que en el campo, en las ciudades, antes, después o durante el trabajo, en las playas y paseos, incluso en las calles tanto uruguayos como argentinos beben mate.