En España y América Latina hay muchas tradiciones curiosas para recibir el Año Nuevo: quemar calendarios del año que termina para eliminar los malos momentos, barrer la casa a la medianoche para purificar la energía, tener una maleta junto a la puerta o dar una vuelta con ella para viajar en el nuevo año, prender velas de colores específicos para atraer bendiciones o usar ropa interior de éstos colores con el mismo objetivo, pero una de las más populares es la de comer 12 uvas a la medianoche, 1 uva por cada campanada.
En este interesante artículo de El Comercio.com, Ana Belén Veintimilla analiza los orígenes y los méritos de esta superstición:
Prosperidad y felicidad auguran 12 uvas si se las consume al llegar el nuevo año. Estas frutas se popularizaron en diciembre con una superstición sin un origen certero, pero la mayoría de las historias se remontan a España. Un reporte de la National Geographic reconoce dos versiones como las más populares. La primera data de 1882 cuando la clase burgesa española acostumbraba a consumir uvas y beber champagne durante la cena. Así se distingue a personalidades dentro del consejo de ministros como incitadores a este consumo para el festejo.
La segunda versión indica que la costumbre inició en 1909 cuando los productores obtuvieron un excedente de cosecha y aprovecharon la venta de las uvas catalogándolas como “uvas de la suerte”. Aunque la etiqueta se ha quedado, este mito ha sido invalidado en varias ocasiones.
Luis González, director del Consejo Regulador de la Denominación de Origen Uva de Mesa embolsada, de Viñalopó indicó a la agencia EFE que uno de los motivos principales sería reconocer que con los medios de la época tener uva fresca a fin de año era bastante complicado, “e imposible que se llegase a tener abundancia o excedente”.
Otras fuentes hablan de otros orígenes:
[En el diario El Siglo del Futuro] se muestra a esta fruta como una tradición francesa que se adoptó entre los españoles “hace pocos años” ajustando la ingesta de las uvas con las doce campanadas y que reflejan cada mes del año entrante.
Y por último la autora también describe el presente y el futuro de la tradición en América Latina:
En países latinoamericanos también se ha adoptado este consumo y Ecuador no es la excepción, aunque en el país las uvas casi no se produzcan. Las uvas que se consumen en el país provienen –en su mayoría- de Chile. Así lo indica el chef y técnico gastrónomo de Patrimonio Alimentario, Esteban Tapia. Él propone utilizar el mismo concepto de festejo pero con alimentos más locales.
Lee el artículo completo aquí: Los mitos que acompañan a las uvas de año viejo.